Mar adentro
Mar adentro se detiene el pulso marino formando un gran
espejo
Que me atraviesa, destruyendo al otro: palabras como decoro,
pero no muy sentido, no de coro fundido el oro tuyo en mi.
De nada servirán las máscaras, caerán una a una, como muñeca
Rusa, como cae vencida la sonrisa en el real viaje a tus
ojos negros.
Un silencio alusivo, la amenaza de tu imagen siempre
adorable,
Por arte de esa magia imprevista simple y eterna,
Son ecos de esa gran calma, antes inmensidad en fuga.
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