La ciudad prohibida
Una primer muralla rodeaba la ciudad. Imponente, con sus grandes
e inamovibles piedras como entretejidas. Le seguía un terreno baldío de un kilómetro
de puro pastizal. Terminada esta extensión se levantaba otra igual enorme
muralla. Esta última rodeada de una gran fosa de agua. Entre las construcciones
se encontraba un buen número de túneles subterráneos para alimentar catapultas
y arqueros hacia el muro externo en caso de intento de invasión enemiga, que por
supuesto siempre quedaba en intento. Fueron innumerables los siglos de armonía...
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