El dragón y la princesa: pasaron siglos de aquel día que
cambió a tecnológica la seguridad, ese día todas las caras del orbe se
transformaron en el asfixiante violento dragón (no mejor progreso científico en
sus mentes para afirmar representatividad y no jugar con la vida de ella). Las
cortesías reales quedaron en el anonimato del mundo. Eternamente mía, escapa
vanamente.