miércoles, 5 de agosto de 2020





El vino

 


Doran las parras las esquivas danzas armónicas

En su naturalidad de vuelo las golondrinas.

La lluvia que se pierde, que no fue las manos

Deseosas del campesino desierto adentro,

Dota a la sequiza tierra de su fecundo alimento.

 

Encausa lo desbordante del oleaje que no es más

Que apariencia forjada por infieles palabras.

Como la tierra que espera dar forma al río

Se funde con un orbe de risas y de niñas de blanco,

Y a su vez esa belleza nos atraviesa para siempre

En la quietud de la simple contemplación.

 

Doran las parras las esquivas danzas armónicas

Que no se quiebran con lo lejano que es cercano:

 

¡Larga vida a los fotógrafos!

¡Creadores de la eternidad!


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