viernes, 16 de junio de 2023

 



Terina y su Pampa

 

 

 

No volvió a ser el mismo. Según me contó fueron años de corredores de la muerte que ocultaban un eterno corredor de la muerte, uno de la peor forma de morir, donde lo festivo pisoteaba salvajemente lo festivo que dura una vida. La cuestión es que mientras transitaba esos pasillos iguales en uno de los pueblos de la Pampa tuvo sexo, según precisó, con una chica blanca y otra de rasgos aindiados. Entendió que esa acción- de la cual fue puro instrumento, dada la falta de consciencia de su envidiable condición de preso político por ser dueño de un caballo sin ataduras, según agregó- partía de un lugareño de América hacia otro, con sus correspondientes ajustes de cuentas. Y dónde hay violaciones, hay tortura eléctrica sentenció. Cómo sujeto blanco occidental, arrastrando la condenada cruz de ser uno más de las metrópolis europeas, en ese tipo de lugares, se negó a la posibilidad de volver al papel normal con una sonrisa y partió hacia Lisboa.







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