Magdalena
Lento desasosiego que no se quiebra
en la fusión con la
amenaza de lo fugaz:
El amor es lo que le sigue al silencio
hecho de ruinas de
otros amores.
La inagotable miel
que surge de la frialdad
despiadada de la
mar se parece
A un sereno canto a tu presencia venidera,
desbordante a su
vez
Se funde y danza mezclada con la soleada arboleda,
¡Oh, Magdalena!
¡Que los Dioses del abismo juegan a moldear
el frágil objeto de lo oscuro
con el dulce yugo que va y viene
en los dominios de su preciada melodía universal!
No hay comentarios:
Publicar un comentario