sábado, 22 de agosto de 2020

 




Magdalena

 



Lento desasosiego que no se quiebra 

en la fusión con la amenaza de lo fugaz:  

El amor es lo que le sigue al silencio 

hecho de ruinas de otros amores.


La inagotable miel 

que surge de la frialdad 

despiadada de la mar se parece

A un sereno canto a tu presencia venidera, 

desbordante a su vez

Se funde y danza mezclada con la soleada arboleda, 


¡Oh, Magdalena!


¡Que los Dioses del abismo juegan a moldear 

el frágil objeto de lo oscuro 

con el dulce yugo que va y viene 

en los dominios de su preciada melodía universal!

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